...80 % A LA FUERZA...
Esta es la respuesta a quienes me escribieron en el post anterior, complementándolo.
Les adelanto dos cosas… Una, un caballo pura sangre de carrera, vulgar, del montón, vale, en todo el mundo unos 2.000 dólares. Hace poco, un potrillo en EE.UU. corrió cinco carreras, y las ganó demostrando tantas condiciones, que lo sacaron de las pistas, para que no se quiebre, que es la muerte de un caballo, y lo pusieron en venta. Pagaron por él 200 millones de dólares, y lo pusieron de reproductor. Cada servicio de ese Maradona de las pistas, vale 200.000 dólares. ¿Quienes pagaron 200 millones por el animal y 200.000 por un servicio suyo, son idiotas? Error, son hombres que saben mucho de dinero y de genética. Todos esos hijos suyos, van a ser campeones, aunque quizá no tan buenos como él, porque las hembras que sean servidas, no serán tan calificadas como el padrillo.
Dos… En ciencias de la comunicación, no se puede vender lo que vaya contra los instintos, o sea contra la genética... Lo que realizan los expertos publicitarios y psicólogos, es exacerbar lo que llevamos dentro, y la sociedad -léase religión, estado, militares- se limita a eso. Por eso es más fácil venderle guerra a los varones, más que sexo, porque somos guerreros y para tener sexo, primero había que ser macho alfa; y sexo, amor, familia, e hijos a las mujeres, porque son madres. Ustedes nenas, tienen el instinto sexual muy fuerte, que es parte del instinto maternal. Y ese paquete es el más poderoso que existe en la raza homo sapiens sapiens, la más exitosa del momento. No lo intuyo, lo sé a ciencia cierta, por conocimiento de antropología y de las tretas publicitarias, como el manejo de los subliminales. Si quieren saber más, hay montones de libros que lo explican muy detallado. Miren que les venden a los niñitos… juguetes bélicos, videojuegos de guerra. A las niñitas, princesas, príncipes, artículos de maquillaje y belleza, bebés, muñequitas bonitas, cunitas, casitas, corazones, estos son símbolos del amor sexual. Analicen los avisos y verán que todos los dedicados a compras que realizan las damas, están centrados en esos ítems. Y ellas compran el 90 por ciento de los artículos, incluso los que son para hombres, como calzoncillos y camisas. Hasta en el cigarrillo, su publicidad está más centrada en las mujeres, porque son más influenciables, y luego les cuesta más dejar de hacer algo negativo, por poseer carácter más débil. Siempre hablo de promedios, no de individuos. No venden el ¿placer? de fumar, sino aventura sexual, romántica y erótica. Pero como siempre digo, no me crean, traten de observar por ustedes que miran las damas y damitas en la TV. Son aventuras románticas y eróticas, que casi siempre terminan en casamiento, como todas las telenovelas. De lo contrario, la estructura de Romeo Julieta, el amor romántico al imposible, hasta la muerte. Con esas dos combinaciones, se basa el 99 por ciento del cine dedicado a las féminas. El de los varones, es Rambo, más box, rugby, fútbol americano, soldaditos de plomo antes y ahora. Los hombres y las mujeres deberíamos tener los mismos derechos para expresar nuestros sentimientos, si el amor no fuera un juego de guerra, de supervivencia extrema, donde nuestros genes se juegan la vida. Y eso no es una imagen poética. Ambos sexos debemos buscar los mejores reproductores, para tener éxito y enviar nuestro mensaje de supervivencia a las generaciones posteriores. Los nenes dan el primer paso, simplemente atacando a los rivales masculinos, y fertilizando a la mayor cantidad posible de nenas disponibles. Es su estrategia. Ellas buscan a un macho fuerte, para que les provea de buenos genes, para crear bravos machitos, y de carácter a sus hembritas. Por eso, las nenas, sin saberlo, se enamoran de los nenes malos. Aunque suelen casarse con lo que pueden conseguir en las liquidaciones por fin de temporada. Nunca hay demasiados machos alfa. El que ellas se manifiesten con palabras no es necesario, ya lo hicieron con dejar a la vista sus cuerpos lo más desnudos posible, y estando cerca de los machos, en el momento oportuno. Lo demás, es apenas cultural, modernoso, basado en el romanticismo, tan sólo teoría, no comprobada jamás, no real, subjetiva, idealista, no genética, creada por los poetas en los fines del siglo XVIII, y aprovechada por los manipuladores de mentes actuales -léase publicistas, cineastas, etc. – Aunque el romanticismo tiene cierta base genética, como exasperar al paroxismo, los sentimientos eróticos humanos, sobre todo los femeninos. Y se utiliza una teoría falsa, de que alguien es especial en todo el mundo, y esa persona y sólo esa, corresponde con la posibilidad de lograr nuestra extrema felicidad erótica. Error. Hay miles, si se los busca con paciencia y fe, que pueden cumplir más o menos esa función, y ninguno es perfecto, ni mucho menos. Claro, la vida es demasiado breve, para darnos tiempo a una selección muy depurada. Y la ansiedad juega también en contra nuestro.
La castración a la que son sometidos los nenes actuales, no convierte a nadie en gay, porque eso también es genético, pero si influye en quienes están caminando por la cornisa, y más bien del lado de allá.
Los varones no protegemos a las mujeres, protegemos a nuestro harén, de los demás machos, y para eso, tratamos de dominarlas como podemos, cuando en verdad podemos. No siempre lo fue, ni es así –ver estadísticas de cerca del 40 % de hijos que no son del padre que figura, ingenuo, en los papeles oficiales – y -ver crímenes pasionales, burka en los musulmanes, nenas que dejan a sus parejas, tanto o más que ellos a las nenas, etc. -.
Quien da el primer paso es ambiguo, porque ellas, precoces mujeres reproductoras desde la infancia, ya eligieron a quien les gusta, hasta dos años antes, de que la víctima se percate siquiera de la presencia de la nena en cuestión, como ocurre en los campus universitarios norteamericanos, que son modelo de la civilización occidental, por penetración cultural. Y lo de ser una dama, es apenas una falacia cultural, para distinguirse de las demás, fabricada en medio de sociedades donde los nobles, dominaban a los esclavos. Porque mientras un hombre trabaje para otro, siempre habrá esclavitud. Y una mujer no es ni dama, ni mujer vulgar, es mujer, hormonas femeninas, estrógenos e instintos de mujer. Y eso es perfecto. Y no se dejan seducir, toman la iniciativa a su modo, tan sólo ya con una sonrisa, y no hablemos de un escote profundo. Pero ir más allá, es tonto, porque están queriendo burlar a las leyes genéticas animales, y somos animales. Y a mí me gusta serlo. No le veo nada de malo. Y es lo mejor que conseguí, y nadie es más animal que yo, al menos en ese sentido. Y los machos alfa sí dominan al mundo, y como ejemplo están las guerras, realizadas por ellos. Aunque muchas veces secundados por las mujeres, que los siguen a cualquier lado, por puro instinto sexual.
Las nenas, en su revolución cultural-sexual, lograron copiar lo peor de los nenes, la agresividad, incluida la sexual, y la promiscuidad, que no las favorece en lo más mínimo. No al menos, en lo que mami natura preparó durante 3.400 millones de años, que es el instinto de reproducción. Una cosa es libertad, y derechos iguales, que es justo y bueno, y otra cosa es usar eso, por puro gusto de rebelarse de miles de años de castración masculina, esta sobre todo amparada en las religiones judeos cristianas y musulmanas, o las orientales, como la japonesa. Deberían buscar el equilibrio, el punto justo, el de iguales derechos, pero no iguales funciones y obligaciones… Somos distintos, pero complementarios, tuerca y tornillo. Diría que traten de aceptarlo, y como todo lo irremediable, de disfrutarlo. El rol de ama de casa no es una esclavitud, es una tarea, como sembrar el campo, o ser soldado y matar gente o ser oficinista…
La gente antes se limitaba a vivir, o sea a sobrevivir, ahora, quienes pueden, quieren ser muy felices, y más felices que los demás, lo dije muchas veces… y la felicidad es una utopía falaz, que sólo se consigue si sabemos apreciar lo posible, como un beso ahora, después, no sé… Y en el deporte del amor, cuando más despacio se camine, más lejos se llega, nadie puede correr a toda velocidad, cien kilómetros, y sí se pueden caminar, aunque sea duro y difícil...
No digo más gilipolladas.
Amén y amen.