TÍO PASIONARIO AHORA ES FELIZ

TÍO PASIONARIO
Soy de una familia de gente inflamada, fogosa, para todo.
Pero ardiente como tío Pasionario, ninguno. Era un predestinado. Nació en Tierra del Fuego, el padre tenía una fábrica de fósforos, y se pasó su infancia jugando con ellos. Por supuesto, cosa de niños, sin intención, un día la incendió para jugar a los bomberos. Arrepentido por eso, ya adolescente, se hizo bombero voluntario, y lo echaron porque descubrieron que ya era pirómano. Aspirando a olvidar todo eso, se dedicó al alcohol… bebía tanto, que si le acercaban un fósforo encendido, se le incendiaba el aliento, compuesto por alcohol etílico, mezclado con algo de aire. Y ya dispuesto a suicidarse incendiándose a lo bonzo, se le ocurrió que ese, su problema y su defecto, podía ser su salvación. Y fue a un circo y se ofreció como hombre de fuego. Su número era sensacional. Expelía fuego con solo acercársele un fósforo encendido, por todos sus orificios. Por la boca y la nariz le salía alcohol, y en cantidades industriales. Es más, provocó el incendio en varias carpas. Tenía que cambiar de circo a cada rato. Y las compañías de seguros, no aceptaban protegerlo en su número, si no estaba con un camión de bomberos a su lado. Eso hubiera encarecido demasiado el número, y debía hacerlo a puro riesgo. Tuvo problemas con la censura, por el final de su acto, debido a que por un orificio que todos tienen en la espalda, expelía metano, que como todos saben, es muy inflamable. Por eso nunca pudo llegar a la TV. Eso le molestaba mucho, porque era muy vanidoso y ambicioso. El quería que lo vieran millones de personas, y en los circos, esa cifra es imposible. Eso lo llevaba, en un círculo vicioso, más y más al alcohol. De ahí su fracaso en el amor. Porque las mujeres lo deseaban, suponiendo en él, una fogosidad superior, pero luego ellas no superaban justamente eso, su fogosidad amatoria. Porque temerario como era, tenía la peligrosa costumbre de fumar, mientras hacía el amor… La foto del comienzo, es una de las pocas que se tienen de él, en esos momentos ardientes… Pocas féminas lo podían soportar en todo su encendido y llameante fuego erótico.
La única que lo soportó a muerte, fue tía Felisa, que aceptó a ser su esposa, siempre que él aceptara que ella viviera a su lado, incluso en los momentos de intimidad total, con un traje antiflama, como los de los corredores de fórmula uno, y él también. Tenían tres orificios, el de arriba, para los ojos y la boca y dos más, no me pregunten donde. Y tuvieron un final previsible. Se amaban tanto, que una noche, quisieron hacerlo sin los trajes antiflama. El volcán Etna y el Vesubio, comparando con ellos, fueron unas fogatitas de campamento. Ahora, cuando hago asado, y veo dos carbones ardiendo, lo recuerdo con mucha nostalgia. Era una muy honesto, y muy valiente, que soportó con entereza, mantener sus principios y modo de vida. Se portaba muy mal, tratando de ir al infierno, a sabiendas de lo terrible que serían los sufrimientos, porque intuía que en el frío del cielo, no se iba a adaptar. Satán lo tenga en su maldita gloria…Allí podrá hacer aquello, sin traje antiflama…