MI TIO CIRILO, TOCABA LINDO

Mozart, comparado con mi tio Cirilo, era sordo como Beethoven… El tocaba , hace mucho tiempo, en la orquesta del Teatro Colón. Era percusionista. Tenía oido absoluto, chisme que oia, chisme que recordaba para siempre, chisme que contaba… Aprovechando ese oído absoluto, había logrado que todo el elenco de la orquesta, más el cuerpo de baile, incluyendo a los cantantes de ópera, se odien todos los uno a los otros. No es tarea fácil estar atento a todo lo que se conversaba, y a lo que pasaba. Eso siempre le trajo odios. Lograr ese odio infernal, le llevó toda su vida. Y su vida misma, porque esta foto foto que le sacaron antes del ensayo, que fue su último ensayo, con la bomba, que era muy potente, fue su casi póstumo momento de vida. Tanto como para que el trozo más grande que se encontró de él, fuera su oreja derecha. Algunos chuscos querían donarla al museo, diciendo que era la que se había cortado Van Gogh. Eso sí, como buen músico, lo adornaba con corcheas, acordes y semifusas… era muy exagerado, para todo. Hasta se casó con la flautista más bonita del mundo… Mi dios, como tocaba las flautas… Porque ella era violinista, pero tocó solos de flauta, con todo el teatro, incluyendo acomodadores, la gente de vigilancia y la claque… Menos los bailarines y las mujeres claro. Por supuesto que tío Cirilo ejecutara esa nota tan alta, fue producto de una conjura de todo el teatro. Se planificó como la llegada del hombre a la Luna. Lo dejaron solo en medio de los lagos de Palermo, para que ensayara, y le dijeron que esa nota, si la lograba, lo llevaría a la fama internacional. Vanidoso como era, no dudó demasiado. Prendió el fósforo… y en realidad no fue una nota alta, sino baja, mejor dicho, gracias a ella, bajó al infierno.
En realidad, se lo tuvo merecido Porque cuando dije que tocaba bien, era también un juego de palabras. Se la pasó tocando –es un modo de decir, llegaba mucho más lejos -a todas las esposas, novias y parejas de los músicos. Gracias a los chismes que escuchaba, se aprovechaba de los deseos de venganza femeninos, ante las infidelidades de sus hombres –algunas las inventaba -y se ofrecía para hacer dúos musicales, digamos mixtos… Ellas lo aceptaban porque en realidad, “tocaba muy bien”, era de los petisos que hacían honor a la fama que tienen de bien dotados, y no pregunten porqué los petisos tienen esa fama, que no todos cumplen. Pero además ellas lo aceptaban por despecho… Y después de todo, murió en lo suyo, en el arte, en la música, y con ella, haciéndose famoso. Salió en todos los diarios su muerte, la policía habló de suicidio, y nadie salió perjudicado. Hay historias que terminan bien, con finales a toda orquesta, mejor dicho, a todo volumen…¡¡¡¡¡PUUUUUMMM!!!!!