AMAR ES ENTRE DOS, AMOR LO MISMO.
AMAR ES ENTRE DOS
Anticipo que esto no lo deben leer quienes escriben poemas al amor no correspondido, porque les va a caer como una patada en el hígado…Les avisé, y si siguen, no es mi responsabilidad, tengo derecho a decir todas las pelotudeces que desee decir…
Basta de masoquismo. Masoch al paredón.
Desearía que la gente no llore por los amores que no son amores, porque el amor es un juego quizá maldito, que se juega entre dos. Y no con más participantes, como tres o cuatro. Eso se llama orgía y dura muy poquito.
Tampoco se juega con uno que se caga de risa de quien está enamorado, o peor, lo ignora. Por eso no me gustan los tangos como “El día que me quieras”, los boleros y las poesías que le cantan a quien no se interesa por ellos. Por favor, busquen otro amor, uno verdadero, que los quiera, aunque no parezca tan brillante como el llorado. O quédense solos, hasta aparezca algo que sea amor recíproco, el único que existe. Y aunque este sea pequeñín, ya lo verán crecer, si todos los días lo riegan y se riegan ustedes mismos, para mejorar. Y si le quitan los pulgones, como El Principito se los sacaba a su rosa. Como decía mi madre, “Siempre habrá un roto para un descosido”. El otro amor se llama masoquismo. También se le puede decir histerismo. O si se quiere, gataflorismo, el de la gata que cuando se la ponen grita, y cuando se la sacan llora. Ojo, eso no es exclusivo femenino, es humano, no tiene sexo. Ese falso amor, es un modo de decirse, engañándose… “Tuve mala suerte en el amor, cuando quise, no me quisieron”, que es una manera perfecta de no inmiscuirse en el terrible dilema paradójico, que es amar y ser amado. Porque amar, siendo amado, significa comprometerse, arriesgar, sacrificarse, luchar por el otro y por uno, para darle lo mejor de sí al otro. Es tener miedo en forma constante, conciente e inconsciente, de que a la persona amada le ocurra algo feo, desde algo pequeñín, hasta la muerte. Y juro que no es fácil. Uno algunas veces hociquea, o meta el pata en una vizcachera, y se cae, como cae un caballo, cuando corre con alma y vida, como corren los sentimientos, cuando se ama a muerte. Y digo “a muerte”, porque si no es así, no es amor, es un sustituto, “hasta que aparezca algo”, o “peor es nada”. Eso tampoco es amor.
No dije que esto del amor fuera fácil… Uno ve millones de parejas que se crean de la nada, y como pompas de jabón duran lo que ellas. Pero eso no es culpa del amor, sino de pedirle al amor, lo que el amor no da. Pero lo que mata al amor, es el síndrome “La Cenicienta”, o sea la búsqueda de la compañía perfecta. No existe la persona perfecta. Amar es querer al otro no pese a sus defectos, sino también por sus defectos. Porque esas insuficiencias, convierten a esa persona en vulnerable, y va a necesitar de nosotros, para ser un poco más fuerte. Y el maldito síndrome, hace que las personas inventen Cenicientas y Príncipes Azules, para amarlos. Ven a alguien más o menos agradable, lo compran, lo envuelven, lo ponen en un estuche muy lujoso, dorado, y muy apurados, ese mismo día, a veces, se los llevan a la casa, cundo no a su cama. Y luego, cuando abren el estuche, con el tiempo, se creen que los engañaron, que alguien puso ahí, algo que ellos no eligieron. Y no, se estafaron a sí mismos. La traidora ilusión, hija de la esperanza, es una timadora profesional.
Después de todo, el amor no tiene por qué durar para siempre, porque la vida no dura para siempre. Pero tratemos de que dure lo más posible.
Por eso me gustan los poemas que le cantan a un momento de placer, de amor, incluso de lujuria. Acepto las poesías y canciones que recuerdan un amor ya pasado, con nostalgia, que es el placer de estar triste, y gozar el estar triste, por algo que existió y ya no está más, pero que se puede resistir, sin quebrarse. Esto se puede hacer, cuando pasó el tiempo, y ya no se puede remontar el río de las pasiones, pero queda el bote mojado de besos, que ya no están, pero se ven con el alma, la de querer.
El amor no se consigue pidiéndolo, y menos rogándolo… Te quieren o no… Nadie te ama porque deseas que te ame.
Y también están quienes aman a alguien que ni los tiene en cuenta, y siguen muriendo por ellos. Aquí incluyo a los fan de los famosos, que darían la vida por una noche de sexo con ellos e incluso desprecian a su pareja, porque la comparan con el afiche del famoso. Y aquí suelen ser peores las damas que los caballeros. Que incluso pueden amar, por idealizarlos, y por ignorancia de la realidad, a muchos caballeros que en el fondo, son damas.
Asumí de entrada, que me voy a hacer odiar por decir todo esto, pero es mi verdad, y tengo ganas de decirla, no de prepotente, sino, porque creo que quizá, salve a alguien, de rodar, cuando están cabalgando en las frágiles alas de mariposa, de lo que se suele creer “amor”.
Amen y amén, que quiere decir “así sea”.
Y un gran beso en Cilencio a todos.