VERDADERA HISTORIA DE LA CENICIENTA
miércoles, abril 04, 2007
VERDADERA HISTORIA DE LA CENICIENTA
LA CENICIENTATodas las mujeres del mundo más o menos occidental, no solo conocen el cuento, sino las 1.001 versiones que se hicieron con esta maravillosa historia de amor mágico, infinito, de una de las pocas plebeyas que lograron pasar a princesa, al casarse con un príncipe azul de verdad. En el cine –Mujer Bonita – en el 99 % de las telenovelas y en infinitos libros escrito para las dulces féminas, como las colecciones de Delly, CorínTellado, etc., que leyeron nuestras abuelas, que formaron a nuestras madres. Y no se burlen de ellas, que quieran o no las liberadas actuales, también mamaron eso, de modo indirecto, aunque ahora mamen de otras fuentes, literarias, claro.
Todo lo que referiré ahora, está sacado de los archivos generales del reino del marido de la Cenicienta, que están en el mismísimo Vaticano, y ni siquiera diré su nombre, como no lo nombran en el cuento. Tuve acceso, a estos registros, de modo muy inmoral, pero valía la pena. Mi investigación, fue con la sacrosanta idea de lograr que las mujeres dejen de querer imitar a la ingenua Cindirella, tal es su verdadero nombre, porque era italiana. Pero que si lo hacen, sepan toda la verdad verdadera, valga la redundancia.
Comienzo... La noche de bodas fue trágica, por la inexperiencia de la virginal neoprincesita, aparte de problemas de vaginismo, que hubieran pasado sin pena ni gloria, si no fuera porque también el príncipe era virgen... Y ambos eran del signo de Virgo. O sea eran vírgenes al cubo.
Las damas que leen Cosmmopolitan o siguen los consejos de la experta en sexo Alexandra Rampolla, sabrán a que me refiero. Y las que sin la Rampolla, ya no son doncellas, también, si su primer encuentro ocurrió en tan lamentable situación. Pero eso es apenas la punta asomada del iceberg.
El príncipe era fetichista, amante de los zapatos de cristal. Lo de sus problemas de travestismo, no voy a hablar, por ser algo desagradable y morboso. El sólo llegaba al orgasmo ante un zapatito femenino de cristal. Y el que tenía la Cindirella, recuerden que el otro desapareció, al desaparecer el encanto en que la sumió su hada madrina, era el derecho, y se rompió cuando el hombre quiso... bueno, mejor no cuento esta parte. Iré a las más potables. Nunca pudieron consumar el matrimonio, aunque en realidad la neoprincesa, si tuvo 7 hijos, y no pregunten con quien, porque no voy a revelar sus nombres, porque son familias de alto raigambre en Italia, de los que aún quedan descendientes.
Otro de los problemas de la parejita Real, tal vez hoy en día hubiera tenido solución, si alguno de esos span que llegan a las casillas de correos por Internet, sobre crecimiento peneano, fueran verdaderos... aunque tengo mis dudas... se mucho de botánica, y nunca vi. maníes muy grandes.
Otro de los problemas que afrontó la dulce Cindirella, fue la competencia desleal de su amado esposo, por ver quien lucía ropajes más elegantes, y a la moda. En realidad, entre ambos gastaron tantos dineros del reino en vestuarios y fiestas para lucirlas, que pronto hubo protestas de los súbditos, rebeliones, cada vez más grandes, hasta que fueron destronados todos, incluso su padre, la princesita y el príncipe, y los 7 principitos.
Pero luego las cosas siguiendo la ley de Murphy, “si algo puede empeorar, va a empeorar”, empeoraron. Lograron huir al extranjero, pero Afganistán no era el país más apropiado para que una princesita vanidosa, quiera lucir sus vestidos. Debió vestir burka, para salir a la calle. Y él príncipe, lampiño como era, debió usar la misma prenda, porque las leyes sagradas del Islam, obligan a usar barba, a los hombres, claro. Les dieron dos palizas tremendas, y por suerte, era masoquista, pero una cosa es ser masoquista, y otra suicida. El hombre pronto entró en razones y como ya hemos dicho, el burka le sirvió de refugio, en sus andanzas nocturnas, en busca de placeres prohibidos por el Islam. Y por todas las religiones conocidas. Pero estaba bien, pobre hombre, cada uno tiene derecho de hacer de su c... un pito.
El destino final de la Cindirella, no se sabe demasiado bien, hay historiadores muy serios, que hablan de un famoso burdel en Londres, otros, que era en París, y se llegó a hablar de Suecia.
Pero en todas las versiones, su destino fue brillante. Se habla de haber ella logrado ocupar el cargo más alto de esos prestigiosos centros de entretenimiento para la aristocracia, el clero y la monarquía europea. Y también del nuevo mundo, porque el turismo de los millonarios tejanos, ya estaba en funcionamiento. También se habla de lenocinios en Angola, pero esos son burdos y desagradables intentos de izquierdistas, antimonárquicos, toda mala gente, que quiso desprestigiar a la maravillosa Cindirella.
No es tan amable el final del principito, porque se supone que en una de sus incursiones nocturnas por lugares no santos de Bagdad, ataviado con el burka, quedó prendado de sus encantos un jeque árabe, famoso por su casi infinito harén. Lo de infinito es mi punto de vista, ya que dos mujeres fue un viejo sueño irrealizable, ni quiero imaginarme en un harén de 29. Bueno, hay versiones que llegó a pertenecer a ese serrallo.
Los demás detalles de esta maravillosa historia, los escabrosos, no los haré públicos, por no burlar la inocencia y las ilusiones esperanzadas de las del sexo suave, de quienes crecieron soñando con repetir la historia de Cenicienta. Y a quienes ambicionan lograr su sueño de ser tan feliz como la Cindirella en su versión light, les doy un consejo, del poeta Almafuerte: No te des por vencida, ni aún vencida...
Amén y amen.