SER MUER ES MARAVILLOSO, SI SOS MUJER.
Hablo de las mujeres de occidente capitalista, como las que están leyendo esto… Creo a veces, que no me gustaría ser mujer, por su mundo sofisticado, complejo, críptico, alterado en la naturalidad que debiera tener la vida, lleno de códigos que cumplen y burlan, y en simultáneo, como la virginidad, la fidelidad, la moda y el maquillaje. Y es tan oscuro, imbricado en realidades y fantasías, muchas de ellas apenas eso, fantasías utópicas, e idioma distinto al nuestro, que como todo lo desconocido, desconcierta e intimida a los varones, comenzando por mí. Por todo eso, gente muy, pero muy ignorante las acusaba de brujas, ya en la época de la inquisición, y se las quemaba, y no se ajusticiaban a brujos, al menos no en la misma abrumadora, por lo desigual, proporción. Además, aunque supongo que tal vez seré muy criticado, afirmo que las mujeres son muy inseguras, por condición natural, y por instigación cultural. Nosotros somos inseguros, pero nos educan para no serlo, en un ejemplo límite, los militares, donde se necesita que no piensen, para matar o morir con decisión. Aunque esa falsa seguridad militar, sea solo una idiotez loca. Y por eso todos simulamos mucha más decisión de la que solemos tener. Y ustedes ahora son más inseguras, en esta época de seducción subliminal, donde los publicitarios, al servicio de los mercachifles, luchan con desesperación digna de mejor causa, para inculcarles la incertidumbre en sus maravillosos valores, que las obliga a potenciar sus necesidades subjetivas de belleza, maquillajes, cirugías,bijoutere y bienes, que les hagan creer que con ellos, serán felices y amadas. Hace años, oí por radio un aviso de una marca conocida de elevadores mamarios, que decía: “El corpiño muy de mujer”, como si los hubiera de hombres… Claro, algunos los usan, pero no son Varones, con mayúscula. Esto de lavarles de cerebro, lo hacen también las religiones, ya desde hace miles de años, para hacer que el mundo machista, estuviera a salvo de seres que hasta el año 1000, ni siquiera tenían alma, al menos en la fe católica. Por todo eso, creo que no me gustaría ser mujer. Y no hablemos del horóscopo, en el que creen como si fuera su Dios, ni en las demás supersticiones, donde son mil veces más creyentes, que los varones, que también lo son, pero en menor proporción, aunque no mucho.
En contraposición, hay mujeres muy simples, por lo general criadas en ambientes rurales, donde hay un machismo más acendrado, lo que hace de ellas, algo mucho más sumiso, sobre todo a los machos, cercano a su instinto primitivo, que eso somos, chimpancés evolucionados en lo intelectual… nada más… no nos vanagloriemos de eso del alma y de “ser humanos”. Esto, si lo llevamos a examen, reprobamos. Y en lo del alma, cuando vea una, creeré en ellas. Ser una de esas mujeres, por el instinto de sumisión, dada mi condición otorgada por mis testosteronas, me hace pensar que no me gustaría. Toda esta elucubración, es una tontera, porque jamás seré mujer, y quienes lo son, están felices con su género, salvo algunas feministas y algunas que otras más. Sólo quieren ser mujeres más felices, con más libertades y posibilidades de hacer cosas que por su género, suelen no poder hacerlo, o lo realizan de modo de modo deficitario. Porque incluso las lesbianas, pese a la crítica de la sociedad imbécil, aceptan su condición distinta a la mayoría, con la tranquilidad que las águilas, aceptan ser águilas. Ellas aceptan su condición por encima de los prejuicios, que como todo prejuicio, es demasiado estúpido, irracional y absurdo. Pero sospecho que incluso las mujeres musulmanas, las esclavas del burka, esa cárcel de tela, que hasta les tapa los ojos, que las recluye y esconde en un calabozo portátil, no deben desear ser hombres, sino tan sólo mujeres más libres. Ahí si creo me volvería loca, siendo mujer… Claro, ellas nacen ya con el agregado cultural de que eso es normal, y durante siglos, muchas ni se dieron cuenta, como no se da cuenta un pececito, que nació en una pecera, de que eso es una cárcel mínima, no la vida… Pero ahora, la TV, para algo útil sirvió, hizo que vieran que se puede ser mujer y vivir de otro modo, y muchísimas se rebelan, como las que rechazan el dominio loco de los talibanes…
Excesiva cantidad de sangre sudor y lágrimas llevan las revoluciones, y como las mutaciones de la naturaleza, tardan generaciones enteras para realizar un cambio mínimo. Y en el siglo XX hubo muchas revoluciones femeninas, como la píldora y la minifalda… y seguirá habiendo… Por suerte.
Decía que tal vez no me gustaría ser mujer, pero no es una realidad absoluta. Pienso mejor y reconozco que siempre les envidié la capacidad de amar, por encima del dolor, incluso de la muerte, como que hasta principios del siglo pasado, moría de parto, una primeriza de cada cinco, y las otras seguían pariendo, con entereza de guerreras heroicas. También envidio la capacidad de gozar y potenciar el mínimo acto de amor que reciben, aunque el amor, es algo que nunca nos satisface del todo. Ahí muestra sus garras temibles, la infinita ambición humana. Y también les envidio el placer de agregar al coito y a los juegos sexuales, la fantasía de que eso es “hacer el amor”, cuando el amor no se hace, se vive, es tan sólo una emoción, una forma de vivir esa realidad… Podría tal vez decirse “vivir en amor”… No todas piensan eso, y no siempre, porque en todas las épocas, desde antes de Mesalina, hasta hoy, muchas aprendieron que sexo y amor, pueden ser un matrimonio, pero también amantes… y más… también desconocidos, que segundos después, cada cual sigue su camino.
Si yo fuera mujer, no digo lo que dicen casi todos los hombres, para parecer desinhibidos, que sería muy promiscua… Eso depende de la personalidad, de la educación, de los ejemplos y de un gran dictador, que las domina, mejor dicho, que las esclaviza… su cuerpo. Si se es de las privilegiadas que tienen lo que se suele considerar belleza, eso infinitamente subjetivo, pero que en realidad son símbolos externos femeninos, como busto y nalgas grandes, un rostro con rasgos muy femeninos y armónicos, y unas piernas bien conformadas, tienen infinitas posibilidades de ser asediadas por los machos de su especie. Y como ya decían los griegos, cualquiera es casta, si no se es incitante, y por lo tanto poco o nada requerida… que la castidad, si es que lo fuera, es mérito sólo para las privilegiadas por los dioses de lo que se suele llamar cuerpo provocativo. Y ese cuerpo, es apenas unos centímetros más o menos de grasa, o unos milímetros en el rostro, que hacen alguna mínima diferencia, tan mínima que no se debería ni tener en cuenta, si no se hubiera machacado sobre ella, más que nada en el cine y los avisos.
Quienes son socialmente consideradas poco deseables, tras sus primeros fracasos eróticos-sentimentales, se suelen volcar de modo muy inconsciente al ascetismo, mal que les pese. Hacen suyo la frase de la zorra, ante las muy altas e inalcanzables para ella, uvas en el parral, y dicen “las uvas están verdes”… aunque en realidad usan otros términos, como “los hombres son todos una basura, h… de p…, maricones, degenerados, sólo piensan en sexo, son inseguros y le temen al compromiso… mejor tenerlos lejos”… Si claro, mejor tenerlos lejos, porque de lo contrario, se vuelven a tentar…. Y quizá de vuelta a perder… es tan sufrida y eterna la desilusión…
Bueno, por todo eso, no sé si no me gustaría ser mujer… claro, si me hubiera tocado ese destino… Ahora si me ofrecen cambiar, pero siguiera con mis pensamientos masculinos, no, ni en broma… Y no porque ser mujer me parezca feo, al contrario, me parecen maravillosas, mágicas, más maduras e inteligentes en lo emocional, y mucho mejores que los hombres… siempre hablo de promedios, nunca de individualidades… No quisiera ser mujer, porque hay algo que no me gusta ni pintado de oro… los hombres, empezando por mí… los conozco demasiado… como me conozco…
Quédense tranquilas, no tendrán una competidora más… y de las peligrosas, porque si yo fuera mujer, con todo lo que sé de cómo somos los varones, sería tan fácil seducirlos, y claro… si fuera considerada muy atractiva…
Un beso en Cilencio a todas las tiernas, sensuales, apasionadas femeninas y maternales.
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