HAY MIL MODOS DE SER EXITOSO Y FELIZ,COMO MI PRIMO JULIAN
Mi primo Julián tuvo éxito, se murió su suegra, y ahora es feliz. Sobre todo mientras no lo pudieron implicar en el crimen. Se denunció, cuando una corona al velorio, donde decía “mil veces me enviaste al infierno, yo te mandé esta sola”.
La felicidad y el éxito son difíciles de lograr. Porque uno no se contenta con ser feliz y tener éxito… quiere ser más feliz que los demás… Si yo fuera el número 100 de los tenistas, del país, no del mundo, tendría un ego tan hinchado, que explotaría como el sapo que se infló para ser igual al toro. En cambio los tenistas que pierden la final del torneo de campeones, no salen lloriqueando porque lo reprimen, pero sí salen llorando los que pierden una final del mundial de fútbol. Y nadie se los perdona. –Son unos maricones, el técnico es un tarado, tienen alma de perdedores, les faltan testículos –son algunas de las imprecaciones que reciben. Y resulta que esos mariquitas, que quizá perdieron por un penal mal cobrado, como le pasó a Argentina contra Alemania, fueron el segundo equipo entre 200 y pico de naciones, que a su vez fueron elegidos entre millones de hombres que juegan al fútbol en cada uno de sus países. Eso sí, jamás le voy a perdonar a Marcelo Bielsa, haber hecho la porquería que hizo con la selección argentina cuando tuvo, en el mundial de Francia, aún me duele lo mal que la hacía jugar. Mi prima Lidia es muy enamoradiza, se enamoró de algunos varones. Y cuando los llevaba a su cam… digo, cuando los seducía, o sea tenía éxito, y era feliz, y se enamoraban de ella, enseguida les encontraba defectos, y los desechaba… ya va por el número 3, a la enésima potencia, claro.
-La felicidad y el éxito están al alcance de tu mano -dice siempre mi primo Alberto… Sobre todo de la derecha, con la que le rinde culto a San Onán.
Yo digo que la felicidad y el éxito, es volar a las golondrinas en verano, cuando cazan insectos en el aire, pero claro, no todos saben distinguir a una golondrina de cualquier otra ave. Para eso hay que ser lo suficientemente pelotudo, para preocuparse en esas cosas, y no en mirar programas de entretenimientos o telenovelas. Pero mirar golondrinas es la felicidad y el éxito, porque estoy vivo, no me pasa nada feo, y por lo tanto me doy el gusto de torcer el cogote y mirar para arriba, y tengo tiempo para hacerlo… O sea que me estoy dando cuenta de que puedo hacer algo que me da placer. Y en esos instantes, le doy las gracias al dios de los agnósticos, religión en la cual profeso, por darme la capacidad de darme cuenta de eso, tan simple. Tengo, sin exagerar, trillones de ocasiones más en las cuales descifrar de que puedo ser feliz, a pesar de todos los problemas que tengo y que tuve y que voy a tener. Ya ser fanático de San Lorenzo de Almagro, alcanza para varias vidas de dolor, con un intervalo de 12 campeonatos, entre unos 200 que “hemos” disputado –aramos, dijo la hormiga, en el lomo del buey.
El gran éxito de ser feliz, es un logro personal. De niñito, no sabía que era feliz, ni que tenía que ser un ganador, un número uno en el mundo para ser exitoso. Entonces era una hojita llevada por el viento, y era ignorante de donde terminaría cayendo. Y caí en muchos chiqueros, en aguas barrosas, en las profundidades de mares procelosos, con volcanes en erupción, y me tragaron varias ballenas, amén de tiburones de 21 metros de largo. Es más, me he muerto muchas veces… Pero gracias a eso, cada día fui siendo más exitoso, porque aprendí a ser feliz. Es más, sin contar mi romance tórrido con Kim Basingger, no sólo miro golondrinas comiendo, también miro perros jugando y me transmuto en ellos, y juego, y hago muchas más pelotudeces… Deberían ver mis pensamientos en 4 dimensiones –alto, ancho, largo y movimiento - cuando por las calles de Flores, miro mujeres que me gusten… y son demasiadas, más a mi edad. Eso sí, ahora soy la misma hojita, un poco más ajada, y aprendí algo de aladeltismo, y más o menos, manejo mi modo de volar. Mi primo Julián, ahora tiene éxito en la cárcel, todos los admiran y respetan, incluso los carceleros, por haber realizad lo que pocos han logrado, y casi todos deseado, o sea ser un duro killer de suegras.
Un beso en Cilencio.
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