MATAR A DIOS

MATAR A DIOS
Mi familia es muy politizada. Hay comunistas, etarras, socialistas, trotskistas, maoístas, conservadores y clericales, sin contar a tío Bienvenido, que es realista, hincha del Real Madrid. Y tía Juliana, que es fanática del Che. En realidad no sabe quien fue, pero como lo ve tan buen mozo, tiene la casa llena de posters de él. Bueh’, no es la única… Pero el más politizado, es mi tío político Hipólito. En realidad es hermano de papá, pero quiere que le diga tío político, para sentirse más importante. Y por contrasentido, es anarquista a muerte. Estuvo en una organización para eliminar a todos los presidentes y reyes del mundo… y sus miembros no pudieron matar a ningún gobernante, porque eran tan puros, tan éticos, que ni bien se organizaron, nombraron a un presidente, y como se habían juramentado en matar a todos los presidentes del mundo, segundos después, lo volaron con una carga de dinamita. Por lógica, quedó como presidente el vice, y corrió la misma suerte… tío Hipólito se salvó por dos razones, era el cadete, el encargado de comprar fósforos para las mechas de las bombas y esas pavadas, y por eso, el último de la lista, y además se había acabado la dinamita… Tiempo después, avergonzado del fracaso, en un momento de desesperación, intentó suicidarse, arrojándose por la ventana, pero por suerte, vivía en la planta baja. Se sintió muy frustrado, pero se dio cuenta de que debía actuar en solitario, porque de lo contrario, todos los integrantes de cualquier grupo, iban a morir como el anterior. Lógico como era, analizó la realidad, y asumió que no podía matar a todos los jefes supremos de los gobiernos. Y como sin ayuda, era demasiado difícil, planeó como realizarlo solo. Se dio cuenta, con gran orgullo, que era perfecto como anarquista, porque no era gobernado por nadie, ni mandaba a nadie. Eso le levantó su autoestima, y pergeñó una idea genial…
-Para eliminar a todos los gobiernos dominantes, que poco más o menos son teocráticos, menos los comunistas, decidí que debía matar a Dios. Así, caerán por efecto dominó, casi todos los gobernantes principales, y después veré que hago con los comunistas -me dijo. Quise secundarlo, pero como me apreciaba mucho, no me dejó participar en su proyecto. Primero me sentí despreciado, pero luego me di cuenta de cuanto me estimaba, y que por eso no quería incorporarme a su grupo de un integrante, donde yo luego hubiera debido eliminarlo a el, por ser el jefe. Y además por orgullo, no quiso que yo fuera su jefe. Organizado como era, además de agnóstico, comenzó a analizar a cual Dios debía eliminar.
-Debe ser uno solo, los demás son inventos de los sacerdotes y chamanes –me dijo. Inició entonces un largo viaje, por todos los lugares donde residían los principales popes de todas las religiones. Hasta en el Amazonas estuvo, con chamanes caníbales, donde perdió una parte de su anatomía. Y por si eso fuera poco –no me pregunte que parte su anatomía, no lo diré -debió hacer terribles experiencias con drogas alucinógenas desconocidas, para acercarse a los distintos dioses de estas tribus. Y de paso, para consolarse de la pérdida anatómica. Y no, no voy a decir que parte, piensen la que quieran, incluso esa-.
De las grandes religiones, para entenderlas, no debió molestarse en viajar, porque con la abundante literatura que existe sobre ellas, se podía afirmar que sabía todo. Y sobre todo de las infinitas contradicciones de ellas, además de las más infinitas aún, si cabe la expresión, fallas morales de sus dirigentes. Miento, de la musulmana hizo un excepción, viendo la cantidad de creyentes suicidas, inmolados en nombre de su Dios. Le pareció la más cercana a Dios, como para que tantos hombres y mujeres, dieran la vida por ella. Pero los anarquistas son de matar, pero no de inmolarse.
-Si me inmolo para eliminar Dios, y ese no es, hubiera sido inútil, y por lo tanto debo sobrevivir, para intentarlo de nuevo con el que fuera –me dijo, pero en el fondo, creo que era un gran cobarde. Me acuerdo cuando le picó un mosquito, y casi se desmaya. Y eso no fue lo peor, al sentir el pinchazo, le tiró un manotón al bicho, y lo despanzurró, y al verlo destrozado, gritó desesperado: -¡Asesiné a un ser vivo, mi dios, que hice…! – estuvo tres años psicoanalizándose, para curarse ese trauma. Con eso me demostró como entre sus intenciones expresadas y hasta creídas, y su carácter íntimo, existía un abismo. Pese a eso, concibió un plan maestro. Decidió infiltrarse en el Vaticano. Inteligente como era, poco le costó hacer hacerse pasar por cardenal. El plan consistía en convencer al Papa, de hacer un congreso de integración y conocimiento mutuo, entre todas las religiones, incluidas las muy pequeñas. Y cuando estuvieran todos juntos, hacer volar el edificio donde estuvieran, con todos dentro. Y si alguno se salvaba, ese era el representante del Dios verdadero, del único y por eso Dios lo habría preservado.
-Después me queda solo acercarme a Dios, mejor dicho, que el se me acerque y ya veré como matarlo. O quizá pueda engañarlo o persuadirlo de que me explique cómo matarlo. Y por qué no, si consigo hablar con él, explicarle todas las porquerías que hizo en la Tierra, por acción, omisión o negligencia, y tal vez consiga hacerlo sentirse culpable, y que se suicide por ese sentimiento
–me dijo.
Su dialéctica brillante, omnipotente, maravillosa, su poder de persuasión, dio resultado. El Papa accedió y envió a sus sacerdotes diplomáticos a todos los rincones del mundo, donde hubiera un jefe religioso, por más insignificante que fuera. Todos aceptaron asistir al congreso. Faltaba fijar la fecha, y algunos detalles protocolares. Y sería en San Pedro, lo cual era más que perfecto, dado que volar un monumento tan famoso e imponente, sería un golpe publicitario ideal para su causa… Pero había un problema… aún no había logrado el explosivo apropiado. Trató de comprar una bomba atómica de pequeño alcance, a unos ex agentes de la KGB, pero no se la quisieron vender, ni bien se enteraron de que la quería hacer explotar.
-Las vendemos para que las tengan como amenaza, para hacer que la paz sea posible, pero si las hacen explotar, nos quedamos enseguida sin clientes, en la medida de que se maten unos a otros -fue la inteligente respuesta de los ahora mafiosos, pero no por eso belicistas. Como no es de darse por vencido jamás, logró infiltrarse en la CIA, y logró que le den para eliminar a Bin Laden, una bomba neutrónica, que explotan dejando una gran radioactividad, que mata todo lo vivo, pero se disipa muy rápido, dejando los edificios intactos. Dijo que era para pacificar Irak.
-No es lo ideal, porque quisiera eliminar el Vaticano, pero, debo ser realista y aceptar que en la vida, nada es perfecto – me contó algo desilusionado.
Bien, no cuento más nada, porque el plan de Tío Hipólito está en camino de ejecución. Y no quiero que falle, y menos por mi culpa… Su dialéctica impecable, me convenció de lo maravilloso que sería un Universo sin Dios, sin leyes inmutables. Leyes que hasta el momento, solo trajeron, sí, vida, pero con la consiguiente degradación de todo, y luego la muerte de todo, tras un periplo de dolor, lucha, canibalismo brutal entre especies, desde las galaxias, hasta nosotros, los autodenominados seres humanos y cosas peores… Y en este momento de degradación planetaria por el calentamiento global, superoblación paupérrima y capitalismo salvaje, su máximo productor de estas desgracias, la muerte de Dios, sería tal vez, el único camino a la felicidad global… Y además sin gobernantes, que son todos corruptos, salvo mínimas excepciones.
-No lo sé a ciencia cierta, pero tengo la sospecha de que Dios apoya a todos los grandes dirigentes humanos, como Atila, Stalin, Blear, Franco, Bush, Pinochet, que la pasan genial, mueren felices, y al mismo tiempo permite que los Ghandi, Luther King, Jesús, sean asesinados como ratas, por basuras – lo expresó más de una vez.
En estos días, puede haber novedades… Ojalá… Dios lo ayude… OH… lo que dije… bueh’… que sea lo que Dios quiera…
Amén… y amen…