PASARON POR MI VIDA, MILES DE ROMANCES
LOS DIBUJOS DE ARRIBA SON DE DOS DE MIS AMORES, BIANCA Y JULIANA -6 Y 9 AÑITOS-MIS NIETITAS
Pasaron por mi vida, miles de romances…
Feraces, feroces, tórridos, con el color de mil dimensiones de las olas verdes, tonos siempre cambiantes, siempre eternos en su variedad erótica… Y fueron perfectos. Ninguna de ellas tenía padres, hermanos, familia, pasado, vicios, complejos, pecados, errores, neurosis, y mucho menos enfermedades. Todas tuvieron la perfección de ni siquiera conocer yo su voz, y vivieron sin otra pasión que amarme a mí…y la de entregarse a mi amor exaltado. Amores inéditos, conjeturados, verídicos, primitivos pero sofisticados…
Fueron todos con mujeres que vi pasar por este extraño mundo… y sólo las vi pasar. Digo “extraño mundo”, porque para mi es demasiado, de modo infinito, extraño, y no lo entiendo. Es una incalculable paradoja, donde todo lo que está, no estuvo y no estará. Y todo lo que estuvo, está de mil modos, estando y no estando. Y todo lo que no llegó, nunca sabrá nadie si estará, ni como será. Y todo es un caleidoscopio que muestra mil y un puntos de vista.
Vi un mapa del Universo. Y es casi como infinito. 70.0000 trillones de años luz (7x 10 potencia) de tamaño. Y un infinito demente, que se expande a 300.000 kilómetros por hora. No sé para que tanto, pero me siento orgulloso, en mi modestia humana, de ser parte de eso.
Pude no haber sido el espermatozoide que una vez ganó -¿o perdió? - la absurda lotería a 500 millones de colegas, y fecundó a un ovario, que quizá esperaba ansioso por él, y no por ningún otro. Eso sería si el destino está atado a nuestro cuello, prefigurado, escrito en algún átomo del Universo, por él misterioso dueño, el inventor del tiempo, del espacio, la materia y de si mismo, si es que todo eso es posible. O tal vez sea solo una posibilidad matemática de uno entre trillones de cuatrillones de posibilidades, pero aquí estoy, diciendo esto o creyendo que lo digo.
De mí, pronto, para los tiempos absolutos del Universo, tal vez sólo quedará el recuerdo de mi sombra, apenas evocada por ella misma... pero lo que conformaron mis átomos, todos los que pasaron por mí, o yo por ellos, estarán siempre en algún lugar, cambiantes claro, en esta quizá pesadilla alucinante, o sueño loco de algo gigante como infinitos infinitos. Algunos les dicen Dios… yo lo llamo “no sé nada”… Porque reducir tanta maravilla a un supuesto “dios”, a imagen y semejanza de nosotros, una raza mutante del chimpancé, me parece una ingenua grosería infantil.
No comprendo nada, ni siquiera la infinita complejidad de cada segundo de mi vida… Y eso no me apabulla, me divierte…juego a dilucidarlo, como una casi eterna partida simultánea de ajedrez, con billones de tableros, y trillones de piezas, que eso debe ser pensar, incluso cualquier pavada, como juega una niñita revolviendo las fichas en el tablero del papá.
Mi corazón sigue latiendo, sesenta veces por minuto… No sé si sabrá para que lo hace….Yo tampoco lo entiendo…
Y en mi agnosticismo, quizá las partes ínfimas de mis átomos, y hasta lo que creo mis pensamientos y recuerdos, sigan estando, cuatrillones de milenios más, en la tal vez mega memoria de quien sueña el universo, y acaso me hace creer que soy algo más que una colonia de bacterias que imaginan ser Eugenio Cilento, que es atravesada cada segundo por 100.000 millones de neutrinos, unas partículas tan pequeñas y abundantes, que pasan entre uno, sin darse cuenta de que uno es una persona, alguien que siente sufre y goza. Son unos desaprensivos, ni un saludo siquiera. Y mucho menos dejar un recuerdo, un regalo, ni soñarlo. ¿Descerebrados…? Sí… Aunque para ser sincero, yo tampoco los miro. Estúpidos neutrinos…los ignoro…
Y tal vez algo vivirá de verdad, de los romances que viví, con esas miles de mujeres que pasaron a mi lado, por las calles de Buenos Aires y unas cuanta ciudades más, y lo más probable, es que ni me hubieran visto. Las mozas por las calles, sólo ven las vidrieras que les interesan, a las otras mujeres y a algún mozo que les haga vibrar sus corpiños, sacudidos, ondulando por un latir más acelerado de su corazón. Y no a los viejos Eugenios Cilentos, que pasaron, inmutables en su aparente y muy falsa indiferencia, en realidad, montado en esa briosa euforia, esperanzada en vivir mil y una vidas, y un trillón más, que hace galopar a sus neuronas, en campos abiertos como los cielos nocturnos, y más allá, aún, paseando entre estrellas, viéndolas de lejos, para no quemar mis sueños con sus monstruosos fuegos mágicos…
Pasaron por mi vida, miles de romances…
Juro que no miento…
2 Comments:
La vida duele.... la muerte, no !
(que te siga doliendo por largos e innumerables años)
Excelente, Eugenio Cilento !
gracias Mabel... por eso me río de todo, hasta de JANEIRO...
UN BESO EN CILENCIO, NIÑA...
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