FOBIAS, FOBIAS, FOBIAS, FOBIAS,FOBIAS,FOBIAS
Primo Manolo, es el tipo más cobarde que conocí en mi vida... le teme a todo, tiene fobia a todo lo que se puede tener aversión... arañas, culebras, ascensores, lugares cerrados o abiertos, mujeres, esta es justificable, son peligrosas, como dice la Biblia, tanto que hasta uno puede llegar a casarse con alguna, y luego sufrir las consecuencias, como suegras, cuñadas, cuñados pechadores, sobrinos insoportables y todo el maremagnum de una familia extraña, que por lógica, siempre es más aborrecible que la de uno, que ya es demasiado...
Pero lo salvaba su fobia más extraña... la fobiofobia, o sea le temía de modo absoluto a tener fobias. Por eso lucha contra ellas, de un modo más que sobrehumano, inhumano...
Como se ve en la foto que está arriba, se hizo torero, para superar su terror a los cuernos, los de los toros y los de las novias y esposas. Estos los sufrió mucho más que los de los toros... Después les cuento. Esto de torero, le ayudó mucho, porque pese al principio cobraba poco, por lidiar arriba de una escalera, le hizo realizar una exitosa carrera como torero payaso, porque siempre terminaba con la escalera rota, en el suelo, corrido por el toro, y lo peor, se hacía encima, con lo peor de “hacerse encima”, que no lo digo, porque da mal olor. Y eso se le notaba, cuando se retiraba de la arena, porque dejaba una estela odorífera nauseabunda, que se percibía por toda la plaza. Pero esto resultaba a su favor, porque todo el público, también se hacía lo mismo que él, pero de la risa.
Primo Manolo también les teme a las arañas. Pero no a las tarántulas o las pollito, a todas, incluso a las crías de las especies de las más diminutas. Se llegó a tirar de un quinto piso, por la ventana, para “huir” de una tan pequeña, que era casi invisible. En esto tuvo suerte, en que no se mató, porque cayó sobre Oona, una hermosa muchacha muy rubia, descendiente de vikingos, que pesaba 197 kilos, soltera. Fue un amor fulgurante, sobre todo de ella. Se casaron a la semana... Oona lo hizo padre a los 4 meses... Un precioso bebé de raza africana. Poco tiempo después, integró a los chóferes particulares de raza africana, entre sus fobias, cuando comprendió que no existen bebés prematuros de 4 meses... y que el chofer de Oona, era exactamente el símil de su hijito. Su fobia a los ofidios, llegó al paroxismo, cuando se fue a acostar, y encontró 7 víboras de cascabel entre las sábanas, que le había colocado Oona, según ella, como una broma. Pero después supo que ella había sacado un seguro de vida a primo Manolo, por 10 millones de euros, y su mujercita, era la beneficiaria. Esto le quintuplicó la fobia a las víboras, y a los seguros de vida, y a las Oonas, de cualquier color de piel y peso. Esa misma noche, se fugó de la casa, en calzoncillos, para no perder tiempo... y logró otra fobia más... La de estar preso por exhibición obscena. Amén de su fobia a las violaciones reiteradas, que logró en una sola noche encerrado en una celda, junto a una pandilla de motociclistas borrachos haitianos. Y por supuesto ahora tiene fobia a los motociclistas y a todo lo referente con Haití. Lo de la claustrofobia, incluso le llegó a niveles tan exorbitantes, que por ejemplo, se sentía encerrado en el Universo, incluso estando al aire libre, sobre todo de noche, pese a ver millones de estrellas sobre su cabeza. Oona lo hizo buscar por INTERPOL, porque quería cobrar el seguro de vida por causa de accidente, hecho que lo obligó a vivir disfrazado, huyendo de país en país. Y como no podía volver a ser torero, para no darse a conocer, debió trabajar de cualquier cosa, incluso como payaso, pese a su fobia a los payasos verdaderos. Pero eso le permitió quitarse de encima su fobia a los payasos. Eso, hasta que Martina la mujer gorda barbuda y payasa de un circo de Islandia, se enamoró de él. Su anterior experiencia con Oona, donde había concebido agregar a su sus fobias a las mujeres gordas, lo obligó a huir de nuevo, debido al acoso sexual de ella, como tripulante en un barco ballenero, donde sus compañeros de trabajo, ausentes de sus hogares durante la temporada de pesca, seis meses, lo hicieron su favorito... favorito sexual... si me siguen, sabrán que ahí adquirió fobia a las ballenas, a los pescados de cualquier clase, a los barcos, balleneros o no, al mar, y a los marineros... Ah, y al Ártico y al agua de mar. Esto lo llevó a recluirse en un convento de monjes de clausura en Australia. Lo que lo hubiera llevado a vencer su claustrofobia, si no hubiera descubierto, de modo muy tardío, que los monjes de clausura, serán muy monjes, pero lo de “clausura”, para ellos es relativo... No hablan, pero sobre todo los de gran tamaño y complexión muy atlética, tienen un gran problema en dominar su libido... cosa que atenúan de inmediato, con la confesión de sus pecados, al monje confesor. Seguimos agregando fobias, monjes, sobre todo los de gran tamaño, monasterios, y la palabra “clausura”.
Un encuentro casual, con un editor de libros de autoayuda, lo llevó a escribir un libro sobra las fobias, y como superarlas. Debió firmarlo con seudónimo, por temor a que Oona lo aún lo estuviera buscando, para eliminarlo y cobrar el seguro de vida. El libro aún es best séller, pero él no cobró un centavo. Agreguen la frase “editor estafador”, a sus fobias, porque este se quedó con todos lo royalties que le correspondían a primo Manolo, aprovechando que había perdido sus documentos, cuando huyo de los monjes de clausura, y donde mi primo no podía realizar ninguna demanda, por ser ilegal en Australia. Hace poco recibí una carta de él, con estampilla de ese país, contándome todas sus últimas tragedias, por supuesto sin darme la dirección. Lo de las víboras de cascabel de Oona, habían pasado a ser su principal fobia, salvo Oona, y un millón más... y también me narró sus aventuras como cazador de canguros, hasta que uno de ellos gigantesco... lo pateó... Otro motivo de fobia más... Los canguros y los saltos...
Pobre primo Manolo...