martes, julio 22, 2008

DOS VIDAS EJEMPLARES


PRIMOS FEDERICO Y MARINA.

Nadie fue tan feliz como ellos. Lograron todo lo que se propusieron. Tenían una premisa maravillosa, aprendida de la filosofía de los budistas. “Para tener todo, no hay que desear nada”, era para ellos religión. Claro, como todos los religiosos, no siempre cumplían los preceptos al pie de la letra. Por ejemplo, con respecto al sexo, su premisa era “Para tener todo, hay que probar todo”. Y vaya si probaron todo. El Kamasutra, lo leyeron a los 6 añitos, eran muy cultos, y se rieron a carcajadas, de la inocencia de ese libro. Claro, no habían aún practicado nada, pero habían vivido en el prostíbulo de tío Julián y tía Ofelia, desde su nacimiento. Era un maravilloso lupanar, para gente importante. Jueces, ministros, millonarios, sacerdotes de todas las religiones, generales, y las respectivas parejas de todos sus clientes, icluidos los sacerdotes. Porque no era una “casa de citas”, ni un lugar donde se pagaba a una mujer, o a un travesti, o un taxi boy. Allí se iba con su respectiva pareja, y como era muy serio el sitio, debían estar casados por civil y por iglesia. Era un negocio de avanzada. A la luz de velas, mejor dicho a la penumbra de velas, cada uno agarraba lo que pudiera. Incluso de a mucho más de dos o tres. El secreto era la falta de luz. Sin eso, nadie era lindo ni feo. Era gente, y la gente nació para amar y ser amada. Y previo era un buen par de guizques. Claro, antes del LSD o cocaína de la buena. Y además estaba prohibido el uso de preservativos, DIU o diafragma, y bajo juramento que tomaba el obispo Carlitos, no voy a decir el apellido, por razones obvias, estaba prohibido que las damas, es una manera de decir, porque no me gusta decir mujeres, en este caso, me suena despectivo, tomaran antes o después ninguna clase de anticonceptivo. No era, como canta la lógica de mi relato, por razones teológicas, sino para hacer mas, digamos divertida la aventura. Si habrán nacido niños mulatos ahí, porque los que atendían a los clientes, era gente de origen africano. Y tanto ellos, como los clientes, no eran de desperdiciar nada. Además, como relaté recién, en la semioscuridad, todos los pitos, digo los gatos, son pardos. Vuelvo a mis primos Federico y Marina, cuando crecieron, formaron parte del plantel ejecutivo de la casa pública. Como verán por la foto de arriba, no eran lo que se dice dos bellezas clásicas, pero ponían tanto empeño, que nadie les hacía asco. Y con el tiempo, con su lema de querer tener todo, decidieron que eso parecía más un convento de retiro, desde su punto de vista, que una mancebía y decidieron recorrer mundo, para encontrar paraísos más mundanos. Y jóvenes e inocentes como eran, su ingenuo optimismo los llevó a recorrer mundo, en busca del Pájaro Azul, de la felicidad. Y no lo encontraban, terminaban siempre añorando lo que pasaba en la casa paterna, como todo los hijos descarriados. Pero su orgullo, de no reconocer su error, y afán de conocer éxtasis nuevos, llegaron a tener experiencias que hubieran asustado al mismo Satanás, pero groseras, sin ese toque de distinción que le daban los refinados hombres y mujeres de la alta aristocracia y burguesía, que habían mamado en su hogar paterno. Y si habrán mamado cosas, sobre todo prima Marina. Un día en su recorrido por la India, un brahmán les dijo que él único ser libre, es el pordiosero. Y bien, fueron eso, y vean lo que llegaron a mendigar. Un preservativo. Me dirán que estaba contras sus principios religiosos, y sí, es verdad, pero en esa época descubrieron que un preservativo usado, podría ser fuente de sensaciones irrepetibles. Porque lo pedían usado. Hace ya un largo tiempo que no sé nada de ellos. Dejamos de cartearnos, mejor dicho yo dejé de contestar sus misivas, porque venían pringosas, desde el sobre hasta el papel. Y uno será de la familia, pero no es tan igual a ellos. Me daba como algo feo en el estómago, tocar el sobre, y comencé a negarle al cartero que esas cartas eran para mí. Eso les debió parecer que me mudé sin dar mi nuevo domicilio. En realidad me siento culpable, pero es que soy bastante paranoico. Eso lo heredé de mi abuelito Miguel, que le quedó cuando estuvo preso en una cárcel de Turquía, y lo enviaron al pabellón de travestis. Creo que pasó algo similar a la película “Expreso de medianoche”, donde la reclusión, lleva al protagonista a la homosexualidad. No tiene nada de malo, pero no me gusta, porque sé que eso luego provoca dolor cuando uno se sienta. Y como estoy mucho tiempo sentado por mi trabajo, tomo mis precauciones. Bueno, otro día les cuento lo de abuelito Miguel. Eso es prohibido para menores de 35 años.
Amen y amén.

5 Comments:

Blogger Unknown said...

Este comentario ha sido eliminado por el autor.

10:42 p. m.  
Blogger Unknown said...

buenismo!!!! me reir mucho, sabelo.
llegue aqui por la pagina de cheche, muy buena.
saludos

(perdon por escribir sin tildes, la maquina hoy nos marca, pero... bue.... ante esta historia de los primos, lo mio no es nada)
quiero saber del abuelito Miguel...
Ariana

10:42 p. m.  
Blogger CILENCIO NO SE CALLA said...

Ariana, leer lo de Abuelito, es con permiso de tus padres, tutores o encargados, si eres menor de 35 y debe estar constatado por escribano público.
Un beso en Cilencio.

8:46 p. m.  
Blogger www.fucilandia.com.ar said...

Hey amigo! No tené una chirola pa'l paquito?

11:28 a. m.  
Blogger RosaMaría said...

Muy buena la ilustración, qué creatividad, es decir... qué familia. Un saludo

7:23 p. m.  

Publicar un comentario

<< Home

Juiceman II