EL CASADIVORCIO

-La mayor aventura no es viajar a países exóticos, ni cazar animales feroces, ni escalar montañas sin oxígeno, no es matar o morir en la guerra... No... es casarse- me decía Ofidio Vuayer, un asesor de desencuentros matrimoniales, al cual conocí en mi anteúltima crisis matrimonial.
-Y de ahí la fortuna que amasé yo, tratando inutilmente de unir parejas desavenidas- agregó.
-¿Y si su trabajo es inútil, como es que ganó una fortuna? -pregunté.
-Simple... recibí inmensas coimas de ambos contendientes, para aconsejar mal al otro, de manera que los errores del cónyuge, le permitan sacar provecho en el juicio de divorcio.
Y agregó: -Casarse es vivir con un ser extraño, al que se cree amar, por su apariencia física; por querer tener relaciones sexuales legales; por huir de la soledad o de nuestros padres y el resto de nuestra familia, por creer en nuestra ingenuidad, que el dinero de la otra parte, nos hará felices. Y por pensar que vamos a transformar esas abominables costumbres que tiene el otro, hasta conseguir el modelo ideal que soñamos siempre, y muchísimas pavadas más.
- ¿Y usted no previene a la gente de eso?
.-No puedo, cuando vienen a mí, es tarde. A nadie se le ocurre ir a un asesor matrimonial antes de cometer el error de casarse. Es más, propuse al ministro de Educación, un plan de estudios para el secundario, donde se le explicaría todo esto a los adolescentes. Así si se decidían arrojarse en la caída sin paracaídas que es el matrimonio, al menos lo hicieran conscientes de los riesgos, pero el ministro adujo que la idea era genial, pero que la Iglesia no lo iba a permitir. Pero me di cuenta de su deseo de dejar que otros cayeran en el mismo abismo que él, por puro sadismo.
-¿Cree que sólo debería haber amor libre?
-Eso asolaría a toda la humanidad... ¿De que viviríamos los asesores matrimoniales, los abogados especialistas en divorcios, los teatros infantiles a donde son llevados los niños de padres separados los fines de semana, los jugueteros, las agencia de solos y solas, los psicoanalistas y tantos otros? Todos nosotros vivimos de la ilusión que es solucionar todos los problemas y ser feliz mediante el casamiento. Habría una recesión feroz, se caería toda la economía del país.
Pagué la consulta, salimos cabizbajos con mi media, iba a decir naranja, pero más exacto sería decir granada. Nos fuimos a nuestro ex nidito de amor, para seguir peleando, hasta que el divorcio nos separe. Amén.