¿EL PSICONALIS ES PARA LOS SANOS O LOS LOCOS?
MARCHE UN PSICOANALISIS
El psicoanálisis es para muchos, cosa de locos. La tele y el cine, muestran siempre el estereotipo del psicólogo maniático, cómico, pintoresco, psicópata sexual, cuando no total y absoluto rayado. Y a sus pacientes más o menos igual. Gracias a esto salen escenas muy divertidas, salvo para los pobres psicólogos y psiquíatras, cuando ven las películas y sus pacientes aprensivos e ingenuos, asustados al creerse en manos tan poco confiables. (Lo de manos poco confiables, va por los analistas que seducen a sus pacientes femeninas y apetecibles y meten mano).
El genial Woody Allen, viejo enamorado del psicoanálisis, mostró en su descarnadura total, una larga galería de neuróticos, pasando de lo hilarante a lo casi trágico. Y es muy probable, si nos guiamos por llos cables periodísticos, que él sea uno de sus personajes más interesantes y quizás menos divertidos. Ver esto, nos permite reirnos de los neuróticos, loquitos lindos y locazos. Y nos hace creer eso tan difundido : "Los locos son los otros". Y nos olvidamos de una gran paradoja, muy bien señalada en la película Trampa 22. Si un tipo dice estar loco, es porque no lo está. Los verdaderos rayados, jamás se enteran de su mal. Esto nos lleva a soportar no solo cuñados delirados, sinó mandatarios en absoluto delirio, creídos de ser desde Dios, hasta cualquier absurdo arrebato de misticismo. Esto no nos debe extrañar, cuando en el siglo 20, donde interminables guerras, se llevaron cien millones de vidas, y donde habiendo la ciencia llegado a un punto donde se podría lograr algo muy parecido al Paraíso, casi todo este talento, está aplicado al servicio de los grandes capitales. Fabrican armas capaces eliminar la vida en el planeta cinco veces seguidas, o en hacer cada día mas maravillosa la existencia del treinta por ciento rico y mucho más miserable la del setenta restante - ver hambrunas en África, o la India -.
Siendo el cerebro humano la más inefable, complicada y mágica maravilla producida por la naturaleza en este planetita azul, quizá en el universo, es lógico encontrarle fallas. Pra explicarlo fácil, todos estamos un poco loquitos - cuando no muchísimo, ( ver Hitler, Pinochet, Franco, Bush, etc...)
Según opinan sus defensores, psicoanalizarse permite ver el interior de nuestro pensamiento. Esto suele ser muy peligroso, sobre todo cuando uno quiere ignorar el metejón con nuestra cuñada, la bonita, -cámbiese o por a, si usted es del bello sexo- o no reconocer todas las macanas realizadas desde la tenencia de conciencia de nuestros actos. En realidad, si tuviéramos algo de conciencia de nuestros actos, la humanidad hubiera desaparecido hace tiempo, no en un terrible cataclismo cósmico, sino por el simple hecho de la desaparición del tan vapuleado casamiento, ese demoníaco productor de suegras, divorcios, regimenes de visita de los hijos, horas extras, infidelidades, tentaciones, partición de bienes y montones de trágicas consecuencias más, por todos conocidas. Y cuando nombro al himeneo, me refiero al acto de formalizar, tener una familia, con su más letal carga... tener hijitos.
Si nadie se hubiera metido en este problema, no hubieran nacido
Gengis Kan, Atila, Napoleón, Alejandro Magno y otros mayoristas -están en los libros de historia- de la destrucción, muchos más minoristas, -quienes apenas salen en las páginas policiales-. Por supuesto, lo del matrimonio es apenas una humorada paradojal. Si esto fuese posible, no estaría usted leyendo aquí, por dos razones, por que yo no habría nacido y por lo tanto no podría haberlo escrito. Y usted tampoco existiría, y se habría salvado de aguantar mis elucubraciones delirantes.
Todo lo dicho aquí, llevará a cualquier entendido en psicología, a pensar en mi galopante demencia -dirá “está loco como un caballo loco”-. Y no puedo saber si tiene razón, por la paradoja de Trampa
22. Esto me permite creer en la completa razón de todas mis opiniones. Y como cierre, va otra paradoja, enunciada por el filósofo Bertrand Russell:"El hombre que está seguro de algo, es un idiota". Y otra de yapa, Einstein afirmó "Todo es relativo". Por lo tanto ambas afirmaciones son relativas. O sea hay algo absoluto... la relatividad... Bah, no sé, ya me enredé... ¿ O no...? Ya mismo salgo a consultarlo con mis psiquiatras...*
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