jueves, octubre 06, 2011

EL ARTE ES SIEMPRE DURO

PRIMO MIGUEL ÁNGEL CILENTO, PINTOR


Primo Miguel Ángel era un pintor excepcional, debería haber llegado a todos los grandes museos del mundo, pero tenía un defecto, solo le gustaba pintar desnudos femeninos. Y su libido era de modo infinito, más grande que su talento como artista.
A los 3 segundos de haber visto a su modelo femenina sin ropas, sus testosteronas subían su temperatura a niveles imposibles, ya no para un hombre,  sino también para  un volcán. Solo pudo pintar bastante este cuadro que le muestro, y no lo termino… la foto que le saqué en ese momento, lo prueba de modo irrefutable… y no pregunte donde están él y la modelo… eso si, para el no había mujer fea o desagradable, todas le gustaban. Una vez tuvo problemas, cuando pintó una virgen en la catedral de Buenos Aires, mejor dicho, cuando quiso pintarla, porque si bien tenía que pintar a la modelo, como correspondía a la virgen, él con su imaginación, comenzó a pintarla desnuda… cuando el obispo se dio cuenta de lo que estaba haciendo, aparte de primero desmayarse, fue tomar conciencia y hacerlo poner preso… por suerte, Zulema, la modelo, que se había enamorado de él, le pagó la fianza, y pudo salir.
Ese no fue el problema mas importante que tuvo, ya que se enamoró también de ella, y se casaron. Bueno se casaron después de que nació Clarisa, y  le hizo hacer el examen de ADN, para estar seguro de que era de él. Porque Zulema estaba enamorada de Miguel Ángel, pero era muy parecida a él, se enamoraba de todos los pintores que la hacían posar. Igual siguió casado con ella, porque era demasiado hermosa,  y además le posaba gratis, y primo era muy pobre, porque no terminaba nunca de pintar ningún cuadro, y por supuesto, no vendió jamás uno. Eso lo ponía orgulloso, porque decía que era igual a Van Gogh, que tampoco vendió uno, y pensó en hacerse pasar por muerto, o suicidarse, para que entonces sus cuadros valieran fortunas, como los de holandés. Incluso llegó a cortarse una oreja, pero Zulema lo convenció de que ese no era el camino para llegar a la fama, porque primero debía terminarlos. El asumió que jamás terminaría ninguno, salvo que los acabara de memoria, pero sin la modelo delante, se sabía poco eficaz, y solo quería llegar a su máximo de talento, que era mucho, aunque no claro, tan poderosa como su libido.
 Tuvo un destino trágico, por su  personalidad, pintó a una modelo bellísima, pero casada con un traficante mexicano de droga, muy pesado, de los que tenían montones de muertes a su haber, y muy celoso. Pero su prudencia obligada, contenía su lubricidad, con un esfuerzo más que infinito, porque para colmo, ella estaba enamorada de él, y se lo hacía saber de modo más que claro. Pero primo, pese a su posible exaltación erótica, la controlaba el miedo, porque si había alguien cobarde, era él. Quería que esa fuera su obra maestra, además de que iba a cobrar una suma muy grande en dólares.
Y se contuvo… pero ella no… y justo en medio del entrevero, apareció el marido…
No lo enterraron, porque no pudieron encontrar los pedacitos en los que lo convirtió el traficante.
Pero fue una muerte feliz, rápida, y tocando el cielo.
 Un beso en Cilencio.

Juiceman II